Esta maniobra de último recurso, realizada el domingo, intensifica aún más una batalla política ya encendida en Texas, con importantes implicaciones a nivel nacional, donde los republicanos de la Cámara enfrentan unas elecciones intermedias desafiantes con una mayoría muy ajustada.
En una reacción contundente, el gobernador republicano Greg Abbott amenazó el domingo por la noche con remover del cargo a los legisladores ausentes cuando la Cámara estatal se reúna el lunes por la tarde, comparando su ausencia con “el abandono o renuncia de un cargo público electo”.
Este nuevo enfrentamiento en Texas podría ser solo el inicio de más luchas políticas, ya que Trump ha presionado a los estados republicanos para redibujar distritos a su favor. Por su parte, los demócratas han prometido responder en los estados donde controlan el trazado de distritos.
El plan presentado la semana pasada por los republicanos texanos podría eliminar hasta cinco escaños demócratas en la Cámara de Representantes de EE. UU. antes de las elecciones de medio término de 2026. Con mayorías sólidas en ambas cámaras del Congreso estatal, el partido republicano tiene vía libre para cumplir los deseos de Trump.
Por lo general, los estados redibujan los distritos electorales cada 10 años, tras conocerse los datos del censo. Un rediseño a mitad de década sería un movimiento extraordinario que, según los demócratas, es una maniobra descaradamente partidista para ayudar a los republicanos a mantener el control de la Cámara.
Los demócratas de Texas jugaron una de sus pocas cartas restantes: abandonar el estado para romper el quórum. La Constitución de Texas requiere que al menos dos tercios de los legisladores estén presentes para poder legislar. Con 62 demócratas en la Cámara estatal, basta con que 51 permanezcan fuera del estado para bloquear cualquier avance.
“No seremos cómplices de la destrucción de nuestras propias comunidades”, dijo el presidente del Caucus Demócrata de la Cámara de Texas, Gene Wu, poco después de aterrizar en Chicago.
Docenas de legisladores acompañaron a Wu la noche del domingo en Chicago, donde fueron recibidos por el gobernador de Illinois, JB Pritzker. Otros viajaron a Boston y Albany, Nueva York, donde celebraron un evento el lunes junto a la gobernadora Kathy Hochul. Algunos se quedaron en Texas debido a motivos personales o de salud, pero no se presentarán en Austin, según Wu, quien no dio detalles sobre cuántos legisladores se encuentran en cada ciudad ni sus planes futuros.
Desde Chicago, el caucus demócrata respondió a la amenaza del gobernador Abbott con una frase desafiante: “Ven por nosotros” (Come and take it).
“Negarse a dar quórum es un derecho de los legisladores”, declaró el representante estatal demócrata Chris Turner, del distrito de Arlington. “El gobernador Abbott debería saber que en este país existe separación de poderes. El poder ejecutivo no puede destituir a legisladores solo porque no le gusta cómo representamos a nuestros votantes.”
Aún no se sabe si esta maniobra detendrá definitivamente la aprobación del nuevo mapa. La sesión especial en curso solo puede durar 30 días y concluye el 19 de agosto. Sin embargo, Abbott podría convocar sesiones especiales repetidamente hasta lograr su objetivo.
También queda la duda de si los demócratas mantendrán la unidad. En 2021, intentaron una táctica similar, pero el esfuerzo fracasó luego de 38 días cuando algunos legisladores regresaron en secreto a Texas, permitiendo a los republicanos aprobar una ley que impone nuevas restricciones al voto.
Tras aquel intento, se establecieron nuevas reglas que multan con 500 dólares diarios a los legisladores ausentes, incluso si se ausentan con la intención de impedir la acción legislativa.
Wu no precisó cuánto tiempo planean permanecer fuera del estado, pero afirmó que harán “lo que sea necesario”.
“No sabemos cómo se verá eso exactamente”, dijo.
Los demócratas también enfrentan amenazas en Texas. En su declaración del domingo por la noche, Abbott acusó a los legisladores de recaudar fondos para pagar sus propias multas, lo cual, sugirió, podría constituir un delito.
El fiscal general de Texas y candidato al Senado, Ken Paxton, dijo que los demócratas que “huyen como cobardes” deberían ser localizados, arrestados y devueltos al Capitolio de inmediato.
“Debemos usar todas las herramientas a nuestro alcance para atrapar a quienes se creen por encima de la ley”, escribió en una publicación en X (antes Twitter), sin especificar qué medios podrían usarse.
Los republicanos defienden el rediseño del mapa alegando que los distritos actuales son inconstitucionales y están racialmente manipulados. Los demócratas sostienen que la propuesta suprimiría el voto de las comunidades de color.
A nivel nacional, los demócratas han amenazado con responder con estrategias similares en estados bajo su control como California y Nueva York.
“Esto tendrá implicaciones no solo en Texas, sino en todo el país y su futuro”, dijo la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, el lunes durante una conferencia de prensa junto a legisladores texanos.
“Los guantes están fuera. Que lo intenten, estamos listos.”
Eric Holder, presidente del Comité Nacional Demócrata de Redistritaje y crítico de la manipulación partidista de distritos, sugirió que los demócratas deben considerar tácticas más agresivas.
“La amenaza que representa lo que están intentando hacer en Texas ha aumentado peligrosamente para nuestra democracia”, dijo Holder en el programa This Week de ABC. “Como resultado, debemos hacer cosas que, en el pasado, quizás no hubiera apoyado.”
El clima político anticipa un año caótico de cara a las elecciones intermedias, con mapas electorales en disputa y demandas judiciales casi garantizadas. Pero Trump y los republicanos han dejado claro que harán lo necesario para conservar el Congreso durante los últimos dos años de su presidencia, mientras que los demócratas prometen resistir.
Los republicanos argumentan que ya existen mapas favorables a los demócratas en estados como Illinois, donde 14 escaños legislativos están en manos demócratas frente a solo 3 de los republicanos.
Pritzker, quien según CNN comenzó a planear esta acción en conjunto con los demócratas texanos desde junio, rechazó esa comparación. Afirmó que su mapa fue aprobado de forma constitucional y en el plazo correspondiente. También llamó a los demócratas a contraatacar si los republicanos texanos continúan con lo que calificó como un “golpe de poder a mitad de camino”.
“Cuando el líder de culto y aspirante a dictador de EE. UU. le dice a Texas que cambie las reglas a mitad de camino porque sabe que perderá en 2026, todas las apuestas están canceladas. Todo debe estar sobre la mesa”, afirmó.
